Re-edición de la vieja crísis energética

En los años 70, las guerras de Irán-Irak, la invasión de Kuwait por parte de Irak y el conflicto mundial posterior que se produjo tras dicha invasión, dio lugar al incremento de los precios del petróleo y con ello al inicio de la toma de consciencia por parte de los ciudadanos de lo efímeras que eran las existencias de petróleo y su concentración en unas pocas zonas geográficas. Con existencias y reservas de petróleo para poco más de 100 años, la energía nuclear era para muchos la única solución posible.
Los rendimientos y tecnología disponible para la generación de energías alternativas (solar, eólica, geotérmica, etc.), que se originaron en ésta época no permitían aportar la energía necesaria para las previsiones de consumo mundial.
En 1979 se produce el primer accidente nuclear grave en la central norteamericana de Three Mile Island con la liberación de más de cien mil litros de refrigerante con contaminación radioactiva. En 1986 se produce el más grave accidente hasta entonces, en Txernóbil con la fusión del núcleo y el posterior incendio y dispersión de isotopos radioactivos que el viento paseó en pocas semanas por toda Europa.
Estos accidentes se atribuían por parte de los expertos en energía nuclear a centrales con tecnologías anticuadas o en el caso de Txernóbil al escaso rigor y seguridad de las centrales nucleares rusas.
Txernóbil, unos 25 años después probablemente sigue siendo la causa de decenas de miles de casos de cáncer entre la población europea.

En 2011 nos encontramos en una especia de re-edición de la situación de finales de los 70 y principios de los años 80.
Por un lado los conflictos en diferentes países árabes (Túnez, Egipto, Libia, Bahrein, Yemen, …), ocasionados por pueblos hartos de sus dictadores y de sistemas sociales injustos o corruptos, nos han vuelto a precios de petróleo que nos torturan y a retomar consciencia de lo efímero de los combustibles fósiles.

Casi simultáneamente, cuando la mayoría de los políticos occidentales volvían a mirar hacia la energía nuclear, alargando la vida de centrales y pensando en planes de nuevas construcciones, una catástrofe natural en Japón, ha generado un accidente en los reactores de la central de Fukushima, de consecuencias todavía imposibles de prever.
Todos aquellos incidentes simultáneos o consecutivos, que según los expertos eran imposibles de darse, se han cargado todas las redundancias de seguridad de esta central japonesa. En este caso se trata de centrales en una de las primeras economías mundiales y con los más avanzados sistemas de calidad, por lo que no valen las excusas de Three Mile Island y Txernóbil.

Manejamos la energía nuclear con cierta efectividad y eficiencia, pero no nos engañemos, no la controlamos. Ahora todos nuestros políticos plantearan revisiones de seguridad de las plantas existentes, paralizarán planes de nuevas construcciones o de alargamientos de vida útil de las existentes, pero pasarán unos años y probablemente nos habremos olvidado.
Hace pocos días muchos medios mostraron un diario de 30 años antes en el que las noticias del día, casi se repetían de un modo tragi-cómico.
Con esta cuestión de la crisis energética viene pasando lo mismo y no queremos entender que tendremos que adaptar nuestras vidas a consumos energéticos más realistas con las posibilidades de nuestro pobre planeta.
Nos vemos

Acerca de francescruz

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